Perspectivas de los sectores
Asociación con el sector público
Cuestiones clave para el sector que se reflejan actualmente en la selección de riesgos
La rápida digitalización de los servicios derivada de la pandemia de COVID-19 ha provocado la incoherencia en los controles de protección y la falta de madurez cibernética, lo que a su vez ha dado lugar a ciberataques y violaciones de datos. Este problema es frecuente en todo el sector público. La crisis de COVID-19 ha obligado al sector público a innovar mediante la adopción de tecnologías para impulsar mejoras significativas en la gobernanza, la administración pública y los servicios al ciudadano. Estos esfuerzos no solo suponen un avance, sino también un aumento del riesgo cibernético.
Sorpresas en los 10 principales riesgos seleccionados
Sorprendentemente, el riesgo de la pandemia y los cambios regulatorios no figuran entre los tres riesgos principales. El sector público no experimentó ningún cambio significativo en los cinco riesgos principales en comparación con los resultados del 2019, aunque la pandemia perturbó sustancialmente las operaciones de las empresas del sector público. A medida que se levantan las medidas de contención relacionadas con la pandemia, las políticas públicas deben pasar rápidamente a apoyar la demanda de servicios, incentivar la contratación y reparar los balances para mitigar el riesgo asociado a la desaceleración económica y la recuperación lenta. La incapacidad para atraer o retener a los mejores talentos es otro de los retos a los que se enfrenta el sector público. La mayoría de las organizaciones del sector público siguen atadas a políticas de personal de hace décadas, como las clasificaciones rígidas de los puestos de trabajo, los planes de compensación por antigüedad y la dependencia en la antigüedad en lugar de en la capacidad. Cada vez se exige más a los organismos públicos que aborden los retos más complejos de la sociedad, como el abandono de una visión del personal anclada en el pasado. Esto no sólo dificulta la contratación de personas con talento, sino que también dificulta que los directivos del sector público ofrezcan a sus empleados grandes experiencias laborales.

Los riesgos más infravalorados
El riesgo normativo y legislativo es el más infravalorado, como demuestra la desaceleración económica y el rendimiento del sector público en los últimos años. La incapacidad para retener o atraer a los mejores talentos también parece infravalorada. Las empresas del sector público que operan en países con escasez de trabajadores, especialmente en el ámbito de los datos, digital y de las tecnologías de la información, se enfrentarán a una dura competencia por el talento. Con la creciente digitalización en todo el sector, las organizaciones se quedarán con funciones sin cubrir que son fundamentales para cumplir con sus objetivos estratégicos. El riesgo político bajó al puesto 12 en 2021 desde el cinco que ocupó en 2019. Este riesgo está infravalorado teniendo en cuenta los recientes acontecimientos políticos en Estados Unidos y en algunas partes del mundo. Estos acontecimientos crean incertidumbre en el sector y dan lugar a un entorno normativo volátil.
Desafíos a los que se enfrentará el sector en los próximos 3 años y qué pueden hacer las organizaciones para afrontarlos
Aparte de los retos normativos y legislativos, la publicación anual del Índice de Percepción de la Corrupción elaborado por Transparencia Internacional pone a las empresas públicas de todo el mundo en riesgo de ver dañada su reputación. La rápida digitalización de las organizaciones desencadenada por la pandemia de COVID-19 seguirá presentando innumerables retos relacionados con el talento, la ciberseguridad, la experiencia del cliente y la innovación. Las organizaciones deben abordar este reto de forma holística y poner en marcha programas revisados que integren estrategias de gestión y mitigación de riesgos para garantizar el éxito de su implementación.
Cómo los nuevos retos exigirán que las empresas cambien sus métodos para abordar la gestión y mitigación de riesgos
A medida que el ritmo del cambio se acelera, las organizaciones deben integrar la gestión del riesgo en sus procesos de gestión del cambio para garantizar que el riesgo se entienda y gestione de forma adecuada, y no sea un mero ejercicio de "marcar la casilla". La gestión de riesgos debe apoyar el cambio y ser una herramienta que garantice el éxito de su implementación. Las organizaciones deben prestar mucha más atención a la resiliencia, centrándose en todo, desde las protecciones físicas hasta la planificación y recuperación de desastres.
Top 10 Riesgos actuales

Riesgos futuros
Entre el 2024

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